Me
despierto de una noche sin sueños,
Y
empiezo a soñar despierta…
Enciendo la pava, mientras me hago unas
tostadas, reviso mentalmente todo lo que debo hacer en el día, recuerdo los
horarios, las citas, aún me debo bañar, y falta poco para entrar al trabajo, y
estoy perezosamente agotada…
El
sol está renaciendo bajo la ropa tendida de mi patio, se siente el frio olor a
mañana aún no contaminada, si enciendo la radio empezare a escuchar tragedia,
prefiero escuchar algo de música…me detengo.
No me bañe, el sol ya subió, en 5 minutos
entro al trabajo, estoy de pantuflas y con los dientes sin lavar, la pava ya hirvió
(tal vez de más), las tostadas se quemaron, (pero me las comeré igual), la música
se acabo…
Yo, sentada junto a la mesa, entre el tiempo
que pasa veloz, empieza a vibrar mi teléfono, la lucecita que se prende y se
apaga, me asomo de reojo, y espió algo como una llamada de mis “tareas diarias”
(voy a reemplazar “trabajo”, porque me estresa decirlo a cada rato), pero la
pucha! Reacciono! Es re tarde! Estoy en piyamas, no desayune, no me bañe, ya es
tarde! Hay hay hay!!! Y seguramente hare todo tan rápido, que me olvidare después
como lo hice.
STOP! Si, si parar! Eso tenía que hacer,
parar, y pensar… que tal vez hoy era un día distinto, donde tenía el coraje que
nunca tengo porque siempre esta cegado con la rutina, hoy tenia las “no ganas”
incorporada en cada rincón de mi cuerpo, y miles de excusas perfectas para
escapar de mi propia responsabilidad. ¿Alguna vez había escapado de mi
responsabilidad? No… esa era la respuesta.
Mi cuerpo estaba derrotado, devastado,
como si hubiese formado parte de una batalla sangrienta, de bombardeos crudos,
mis músculos tan cansados…mis pensamientos tan miserables, mi conciencia tan
oscura, mi sensibilidad casi muerta.
Me di cuenta que si me ponía a ver que había
hecho los días anteriores, solo se me venía a la cabeza una repetición exacta
de todos los días! Y cuando trataba de pensar, como había ido en el camino a
casa o al trabajo, o que había hecho mientras almorzaba, o cuando estaba en el
baño haciendo pis, o cuando me bañaba, y cuando le daba de comer a mi perrita…
Y nada estaba registrado! Nada! No estaba en mi mente los detalles mínimos de
mi vida y día! Creo que me di cuenta, que no estaba siendo “conciente” de nada.
Solo protagonizaba el mismo papel, sin pormenores sorpresivos, sin cambio de
guion, ni de escena.
Ya era muy tarde! Y ya había pensado
muchas cosas… no era tarde para reflexionar, pero al instante la preocupación
me volvía, era tarde para todo lo demás… Soñé.
Me levante de la silla, me hice unos
mates, me comí las duras tostadas, no saque la ropa de la soga, me peine y
pinte a lo rápido, me puse ropa cómoda, apague el teléfono, saque la plata que
tenia metida en una cajita (la cajita de los ahorros) ahorros para que? Si nada
estaba disfrutando!, bueno en definitiva conté la plata, la junte y la guarde
en el bolsillo de mis jeans, arme un bolso con lo que veía revoloteando por ahí.
Lleve mi perrita a la vecina y le pedí que la cuidara (ella ama a los animales)
aunque sé que a las 2 horas de dejarla sola, ya me iba a sentir culpable…
Cerré todo, llame un taxi, me fui hasta
la terminal, me subí a un micro y me fui! Jaja si me fui! No sé a dónde me
estaba yendo.. Pero estaba tan contenta, creo que en ese viaje, volví a
reconocer el hermoso paisaje, volví a sentir la música en mis oídos, leí
libros, dormí (incomoda) pero dormí…estaba casi perfecta!
Y llegue! Llegue a donde mi mente quería llegar…
Un viaje a lo inexacto. (Porque las exactitudes nos complican la vida)…
Ahí estaba, solo naturaleza a mi
alrededor, no celulares, no computadoras, no gente pechándome, no smog, no
trabajo, no preocupaciones…no nada!
Solo quería estar sola!... porque me había
dado cuenta que había perdido la esencia de mi misma, que perdí el amor por mí
misma, que solo estaba repitiendo mis días, que no estaba valorando lo esencial
y único de cada minuto. Y eso me hace sentir mal, culpable, contaminada y
tonta.
Había olvidado el olor a vida, los
colores de los cielos, el viento en mi pelo, el tiempo quieto, siempre lo he
visto correr delante de mi! Volteé para atrás, mi pasado, y también me sentí culpable,
pero ya estaba hecho, y no valdría condenarme por mis errores ¡es que es tan difícil
no estar encadenado al pasado, tan difícil es soltarlo y dejarlo ir! Que nunca
me sale hacerlo!
Me sentí frágil, chiquitita en un mundo
gigante, me di cuenta que no sé lo que quiero, que me mentí a mi misma muchas
veces, y que mi cuerpo estaba agotado… muy agotado, quería conocer mi alma para
tratar de entenderla, pararme frente a la nada y gritar ¡QUIEN SOY! Y responderme,
porque nunca nos fijamos quienes somos verdaderamente, que amamos, que
queremos, que sentimos!
Ahí estaba, muy confundida. Quería
meditar (nunca había meditado, pero siempre querido), quería despejar mis
problemas, arreglarlos mentalmente y limpiarlos, quería sanar mis huesos, mi
cuerpo, quería pedirle perdón a mi corazón por tanto sufrimiento, quería pedirle
perdón a mis ojos “por no haber visto mas allá que el circulo que me habitaba”,
quería gritar mi basura acumulada por años, quería perdonar a los que me hicieron
daño, y abrazar a los que lastime.
Pero estaba sola. Tenía que empezar por mí.
He habitado este cuerpo por 23 años y no sé quién soy? Tenía que saberlo. Quería
sacar del escondite a mi ser, a mi alma a mi esencia, y apapacharla, conocerla,
y pedirle que formara parte de mi vida.
Es una necesidad explorar mi propia
existencia. De conocerme. DE VIVIR!
Camine todo lo que quería caminar, dormí
todo lo que quería dormir, comí cuando tenía hambre, bebí cuando deseaba, me
detuve cuando quería “parar”, corrí cuando me sentí miserable, me arrodille y
le pedí a dios que me ayude, llore mucho, me reí al verme en esa situación, recordé
mis mejores recuerdos (y los peores también, pero mejor no hablo de eso), me
acaricie! Jaja si, me acaricie a mí misma, y se sentía tan lindo!
Mi cuerpo se relajo, mis preocupaciones
eran muy pequeñitas comparadas a mi felicidad, mi alma estaba creciendo tal
vez, o tal vez yo estaba creciendo, trate de mirar al “horizonte” y no a mi cubículo
cerrado, me prepuse ser fuerte ante mí, pero quebrarme cuando lo necesite. Me
pregunte varia veces ¿Quién sos? ¿Qué queres? ¿sos feliz?
Y me conteste cada una de las preguntas,
como si ni siquiera las estuviera pensando. Estaba tomando conciencia de lo inconsciente
que fui!
Libertad, amor, y paz! Qué bonito se
siente!
Dormí, y desperté en un día sin sueños…
Estaba ahí en la silla al lado de la
mesa, con las tostadas quemándose, y el teléfono sonando, con la ropa colgada
en la soga, y la pava hirviendo, con mi perra durmiendo y el reloj avanzándose.
Si. Estaba ahí. Y no sabía hacia cuanto había
estado ahí. Tiesa.
Tal vez viaje hacia lo inexacto de mi
alma, y volví! Y me olvide el camino! O quizás, solo soñé en la felicidad que sentiría
al vivir esa experiencia.
En la necesidad de sentirla. En la
necesidad de responderme mis preguntas.
Ahora se un poco más, y voy a intentar experimentar
ese viaje en mi rutina y realidad.
Me estoy cepillando los dientes, y sé que
lo estoy haciendo, pero no estoy viendo solo el espejo, estoy viendo el hombre
que barre la vereda del frente de mi casa, mientras entona una canción de los Beatles,
estoy escuchando mis pensamientos, estoy calmada aunque todo este sonando,
ahora me visto, me desvisto, me vuelvo a vestir y marco el 478…...para llamar
un taxi.
Florencia.