Las palabras empiezan a dibujar círculos
interminables de recónditos abismos, entre la línea indefinida que atraviesa la
membrana de la mente, los dedos empiezan a estremecerse como si formaran parte
de una escena de terror entre adrenalina y ansiedad, ente fatalidad y
resurrección…contienen letras interminables que se van desagotando…se
condensan, se saturan, anhelan encontrar el pasaporte por el cual viajar y ser
letras de tinta en algún papel…el problema es cuando no existe algo capaz de
transcribirse de escribirse de plasmarse, entonces uno empieza a acumular
tumultos de palabras, de sensaciones que solo son mensajes y olvida como discernir
ente lo real y lo creado…
El poeta es un exiliado de si mismo, en la dimensión
en la que sus gritos, su voz, dejan de serlo sufren metamorfosis y pasan a ser
fragmentos de historias ajenas a él…A veces cree formar parte de una novela de
drama, de amor, de historia y todos sus integrantes de la vida pasan a ser
personajes interminables de un guión que nunca acaba, quienes son actores de la
existencia, y no descansan… y es cuando el poeta decide no encariñarse con esos
personajes, que solo pasan a ser persona cuando toma un poco de racionalidad.
El hecho esta, en la necesidad absoluta de expresar
cosas que a veces no existen, pero en algún lugar de su espacio figurativo
mental cobran vida, y lo satisfacen… hablemos de lo que no existe. Sería
interesante.
Entonces se sumerge en la incredulidad de su destino
cargado de palabras que se evaporan y vuelven a resurgir como nuves cargadas de
agua…es un constante renacer y extinguirse, un constante apego y desapego de lo
que el mismo es, cuando deja de ser mientras escribe… una abstracción cual
Picasso en su obra de arte, una melodía de Bach con un pentagrama que va
danzando al compás de las emociones y descontrolables ganas de estallar, y
volver a nacer, que se reproducen en una orgia de letras…
Esperando quizás que algún día formen una fila india
y se den la mano como niños jugando a una ronda redonda, y encuentren la
sensatez y la inocencia que perdieron… pero son infinitas, profundas, e
inmortales, sucumben cualquier estado y vuelven a restituirse como flores de
loto en un pantano.. en el pantano de su mente, en el reducto de sus huesos,
buscando un ápice en el cual sentirse libre… las palabras… eso, palabras, que
decoran una pared desierta de sentidos, y derrumban torres, que se ahogan en
sonidos…que deciden ser lo que el poeta les dé.. Dependen de él…
Pero lo más loco es, que el poeta, nunca se da
cuenta… que en realidad ellas son las que le dan sentido a él cuando más vano y
vacio se siente….entonces, quien sería el personaje, cuando el papel lo juega
la mente de alguien que deja de ser consciente de el poder de sus palabras…
A veces atormentan, la inmediatez segura de la estabilidad…a
veces son fichas liberadoras de fantasmas implacables de vidas anteriores, de
ruinas, se sueños…
…y solo, son palabras.