lunes, 23 de febrero de 2009

El Hálito De Nuestras Esencias...


Espíritu desalmado que miras hacia la puerta con tu mueca percudida por los años...Has de preguntarme la razón de los segundos que convocan a las horas…
Mientras trataba de deducir el sentido de las ramificaciones de aquella madera.
Incorporándome a su pregunta, omití respuesta y permanecí en silencio.
Empezó a rasguñar el suelo como queriendo quitar una mancha, volteo rápidamente y con su voz enfurecida gruño palabras inteligibles, como culpándose de algún pesar de su existencia.

El espacio se ampliaba, el sol se iba escondiendo dejando por completo a oscuras la habitación impúdica…solo una cama vacía y aquel sillón donde permanecía yo, mirándolo decorosamente intentando comprender aquel episodio y a mi misma.
Se levanto ágilmente dirigiéndose al retrete que se encontraba frente de mí, se quito la ropa como si estuviesen asfixiándolo de a poco…
Se mojo todo el cuerpo dejando empapado aquel cuarto inmundo;
Apoyándose en aquella puerta empezó a observarme con su misma mirada difusa de siempre, movía la cabeza como negando algo, mientras me escrutaba los ojos; pregunte:
-Estas conforme con lo que eres? Estas conforme con lo que soy?...puedes cerrar la ventana estoy teniendo frió…
Convencido de haber escuchado mis palabras me volvió a preguntar que había dicho, dirigiéndose a la lumbrera cerrándola por completo, se acerco firmemente y beso mi frente, como respondiéndome de alguna manera táctica.

La humedad insensible del piso mojado emanaba por las cisuras de la rancia madera de la superficie, se hacían eco las respiraciones, las agujas del ermitaño reloj enzurdecían nuestros oídos estro fiados.
Me levante del asiento que me iba tragando de a poco busque un pequeño vaso que se encontraba en una esquina de la pieza sombría y me serví agua…saciándome por completo de tan enorme y secante sed; desnudo frente a la puerta me invito a salir, a recorrer las calles desnudos sintiendo el frió congelándonos y el calor de nuestro pecho sofocándonos…luego repitió reiteradas veces que eso seria una locura, que ya era demasiado tarde para salir de allí.

Lo sujete fuertemente como si fuese a morir, mientras elogiaba cada una de sus partes, acariciaba su rostro quebrajado por la vida y la desolación, pedí que callara…
Mientras sus labios bifurcados pretendían pronunciar palabras, tomándome de mi cintura helada apretaba las paredes de mi columna, pidiendo explicación por algo que los dos desconocíamos…pero que nos atormentaba.
Nos unimos en gritos desgarrantes mientras hacíamos el amor, rompiendo con la insensatez de nuestra cordura, respirando el vaho de nuestros cuerpos transpirados, me besaba vigorosamente mientras me pedía perdón… y entre la locura de mi alma amaba entenderlo, el espacio se volvía caos infernal, las solemnes lagrimas se reconciliaban en lascivo barro viciado, nuestros sexos unidos deseaban morir juntos en el último suspiro…

Nos acurrucamos en el ultimo rincón seco…abrazándonos en silencio, nuevamente las agujas pesadas de aquel reloj nos enloquecían terriblemente borrachos, empezó a inventar historias inexistentes creyéndolas ciertas, soltó carcajadas trastornadas, lloro desilusionadamente dándose cuenta que la verdad no contenía esas fabulas de gente feliz…

Empecé a alucinar perdía el contorno de las cosas, mi vista se nublaba de a ratos y un grave calor opresor me quitaba la respiración, mi rostro se veía empapado de oscuro rimel denso, me arrastre como un espantoso reptil hacia la cama e intente pararme…el solo permanecía allí, en sordina, arraigado a las maderas podridas sujetándose las manos histéricamente mientras de a ratos lograba mirarme fugazmente.
Mis brazos dejaron de expresar movimiento, mi cuerpo permaneció inerte por largo tiempo, mi alma deseaba vomitar palabras guardadas que quería decirle, mientras sus pensamientos no toleraban nada más…

Corrió alrededor de aquel cuarto, me dijo que se sentía feliz de verme junto a el…inhalo la saturación que flotaba en el aire, llenándose el pecho de consuelo…
Bebió de a sorbos las ultimas gotas que caían de una vieja botella a vaciarse…me alzo fuertemente incitándome a pararme, mientras mi cuerpo no tomaba reacción, me llevaba lentamente por la pieza haciendo un circulo interminable, luego comenzó a saltar y a pedirme que bailara…
Estrujé mis últimas señales de entusiasmo y empezamos a bailar desnudos, fríos, solitarios, míseros, como locos, riéndonos incontroladamente de imágenes nefastas que se aparecían y se esfumaban continuamente.
Cantamos, gritamos inmundas palabras, empezamos a paliarnos, y luego a amigarnos, nos mojamos mutuamente simplemente deseándonos, nos acariciamos y nos volvimos a repugnar, rompimos aquel reloj partiendo la botella en el medio, abrió la ventana dejando que nos heláramos por completo, respiro respire, mentimos y hablamos de cosas inútiles pero que formaban parte de la vida…

Se aquieto miraba nuevamente la piadosa puerta que le te suplicaba ser abierta, lloraba levemente, mentías se odiaba por existir…me pregunto: me amas? Extrañaras lo que queda de mi?
Le respondí entre lamentos que Si, solo un Si que sacio su corazón insatisfecho e indefenso.

Abrió la puerta, movió su cabello sacudiéndolo, tomo mí mano…y salimos corriendo, como si fuésemos perseguíos por alienígenas depredadores.
El cielo cargado de aglomeradas nubes grises imponían su desconfianza, los árboles secos Se quejaban de ser abandonados y todo el camino cubierto de nieve perfecta dejaban las huellas marcadas de nuestro andar, mis pezones puntiagudos empezaban a desgarrarse, su mano no me soltaba, me miraba feliz, llenamente feliz, íbamos a ningún sitio, sin dirección exacta y sin tiempo…no nos importaba las defensas que terminarían por matarnos, pues no teníamos nada que perder.
El camino se tornaba trabado nuestros pasos dejaban de sentirse, los cuerpos sudaban un extraño liquido impávido, nuestras bocas unidas intentando encontrar un ultimo resabio de calor… Y entre el placido silencio de aquel paraíso blanco, donde éramos libres por fin, y nadie nos miraba, donde las palabras se transformaban en bellas canciones de infancia, y los olores en dulces de abuelas…

…Me miro con sus ojos gastados y profundos…apretaba mis manos, y lagrimas congeladas traspasaban su rostro…no entendía que sucedía, solo intentaba suplicar alguna explicación…
Y en su ultimo hilo de vida susurrándome al oído pronuncio: “En este mundo en decadencia en el que no se distingue la verdad de la mentira, lo bueno de lo malo, la realidad de la ficción, la muerte y la vida tu y yo nos encontramos juntos para luchar…te amo”…

Dejándome consumadamente sola, ya no estaba mas, había desaparecido, no comprendía el tiempo de mi reacción que le dio un lapso para marcharse, por mas que mi resistencia hubiera demorado, nuestros cuerpos agotados no podían dar ni un paso mas…
Me volví ciegamente loca, grite su nombre hasta que mi voz se destrozó, partiéndome en mil pedazos….desnudo mi cuerpo, desnuda mi alma me fui arrastrando por el extenso camino blanco…
Marché hacia aquella alcoba donde habíamos sido encerrados por nuestra propia paranoia, subiendo las escaleras con mí ultima fuerza, empuje la puerta y caí…
Y ahí estaba…
Acurrucado en la cama, su cuerpo se encontraba indiferente, abandonado, despoblado como una aldea que fue devastada por un terremoto infernal,
Sus ojos, cerrados su boca morada, su corazón muerto.
Y mi alma suicidada…

Fue justo ahí cuando me di cuenta, que siempre estuvo, intentando saciar nuestros sueños perdidos, dejándome totalmente llena…habían pasado años de su muerte, la misma que atormentaba mi paso en este mundo sin sentido, resignándome, vana, sucia, muerta pero viva…
Un suspiro de mi recóndita alma sabía que el hoy había estado, y que seguirá estando…
Luchando juntos hasta deshacernos del mundo de nuestros karmas.

Cerré mis ojos, junto a el y anhele no despertar jamás.

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1 comentario:

Florencia Botta dijo...

Me sorprendo de mi propio delirio.