domingo, 23 de agosto de 2009

Ella y un León



Ya vino vencida
Con el rostro percudido
Y la mirada sombría.

Un león posado en el umbral
De la madriguera
Suspira piadoso del temor ajeno.

Padece inerte
Observando su melena, desde lejos
Intenta explicarse la razón de los sentimientos.

A la deriva y sin sentido
Comprende que es vana ante todo lo que desea,
Se enfada y desata su ira reprimida.

Un banco en una plaza
Una tarde solapada,
Sus manos aprietan la coraza de su alma.

Es quien es y no puede con ella
Intenta mantenerse de pie
Mientras siente que todo se derrumba a su alrededor.

Esta sola y no tiene miedo
Aparta sus ojos del suelo
Mientras una lagrima desobedece al misterio.

En su corazón se estrellan
Remolinos de fugases sensaciones
Un grito desahuciado que nadie podrá escuchar.

Ya vino hermosa
Con la naturaleza en su cuerpo
Y la delicadeza en su boca.

Experimento el dolor
Cuando le interrogaba la pasión
Sufrió por amor, lloro al adiós.

Fingió ser fuerte
Al sonreír en su espejo,
Amo a la niña que había sido feliz.

Deseo que la abrasen
Y que no le pregunten “porque”,
Necesitó escuchar lo que no podía decir.

Es ella quien es
Pero no puede con si misma,
Cuando todo se posterga, cuando todo se irrita.

Sentada frente a la jaula
Piensa en su libertad,
Y envidia aquel león que sin preocupación
Evita el temor ajeno.

No hay comentarios: